Para que nos hagamos una idea, en invierno podemos tener mucha nieve y temperaturas bajo cero. Eso hace que el viaje se complique bastante en todos los aspectos. Puede ser que tengamos problemas incluso en el aeropuerto de la ciudad. Pero si vamos en diciembre podremos ver Filadelfia preparada para la Navidad. Quizás no sea tan espectacular como otras ciudades pero tiene mucho encanto. Así se puede ver en el famoso Love Park.
Por contra, si vamos en verano podremos encontrar temperaturas bastante altas. Quizás no lleguemos a ver los 40 grados de algunas ciudades españolas; pero sí más de 30 grados con regularidad y la humedad causada por la zona. Hay que recordar que Filadelfia está rodeada por varios ríos y no hay mucha distancia hasta el Océano Atlántico.
Otra de las ventajas del verano es la gran cantidad de horas de luz natural. Tendremos días muy largos y noches muy cortas, de forma que podremos ver más cosas. Eso es justo al contrario en invierno, donde las noches son muy largas.
Por lo tanto, teniendo estos datos en la mano, hay que elegir un mes para visitar Filadelfia. Junio o septiembre son las mejores opciones. Porque no debemos olvidarnos de que en julio y agosto los precios suelen subir. Especialmente los billetes de avión, aunque los hoteles no son una excepción. Es temporada de vacaciones para mucha gente y eso lo aprovechan las aerolíneas.